sábado, 15 de febrero de 2014

Musicoterapia y Violencia de Género

Aportes artísticos creativos para una mirada al futuro



Vanessa Vannay Allasia
 Licenciada en Musicoterapia. Máster en Investigación en Cc. Humanas y Sociales. Profesora Universitaria. Músico. Desde hace 17 años trabaja impartiendo cursos y talleres de música y musicoterapia, crecimiento personal y desarrollo emocional


Para comenzar vamos a definir a grandes rasgos que la musicoterapia es una terapia artística creativa que usa los elementos de la música, el sonido y el movimiento con fines terapéuticos. Es una modalidad como el arte terapia, la danza movimiento terapia, el teatro terapia y la poesía terapia, todas utilizan herramientas del ARTE para beneficio de la salud. La musicoterapia es una intervención terapéutica con técnicas y metodologías que le son propias. El profesional de la musicoterapia es una persona que debe tener formación universitaria. La propuesta de intervención es no farmacológica y es una terapia más, dentro de todas las que se ofrecen para mejorar la calidad de vida de las personas que lo necesitan.

La musicoterapia NO es una terapia alternativa. No tiene que ver con lo mágico, lo azaroso, lo esotérico. Según Bruscia, es un proceso de intervención que implica a la música y al terapeuta. Cualquier uso de la música para un beneficio terapéutico que no implique un terapeuta no se considera Musicoterapia. Con respecto al campo de acción de esta disciplina, actualmente se ha abierto el abanico de posibilidades y la musicoterapia no sólo se usa con fines clínicos, sino también preventivos y educativos, irrumpiendo con fuerza en otros ámbitos socios-sanitarios, como la atención a la comunidad, la escuela, los hospitales, las residencias geriátricas, los centros penitenciarios y de inserción social y con mujeres supervivientes de la violencia de género.

Pero, ¿qué aporta esta terapia artística creativa a estas últimas? Sabemos que las mujeres que han sufrido violencia por parte de su pareja, manifiestan una serie de respuestas emocionales asociadas a esta experiencia traumática con las que nos vamos a encontrar en terapia y que debemos tener en cuenta a la hora de planificar la intervención. La violencia repetida e intermitente, mezclada con esos periodos típicos de arrepentimiento y de ternura del agresor, suscita en la mujer una ansiedad extrema y unas respuestas de alerta y de sobresalto permanentes, entre otras cosas como el miedo, la baja autoestima, el temor y el nerviosismo. Está demostrado que la música y el sonido influye a nivel físico y psicológico de la persona. Cuando escuchamos música advertimos cambios a nivel físico como el tono muscular, la mecánica respiratoria, el ritmo cardíaco, etc. También podemos notar cambios a nivel psicológico porque con la música podemos expresar emociones y comunicar ideas, nos podemos identificar, movilizar nuestras fantasías y evocar momentos y situaciones de nuestra vida, entre otros… los musicoterapeutas realizamos nuestra formación académica en universidades y aprendemos a diseñar tratamientos para todas aquellas personas que necesitan mejorar su salud.

El tratamiento musicoterapéutico en violencia de género trabaja a partir de dinámicas sonoras e improvisaciones musicales, en donde la mujer puede expresar lo que siente a través del sonido. No es requisito fundamental que ella tenga conocimientos musicales previos ya que la música en este caso no será un fin en sí mismo, sino que será un vehículo de expresión, un medio para la mejora de la conciencia corporal y emocional que contribuirá en la disminución del estrés y la ansiedad, potenciando la autoestima y desarrollando nuevas capacidades de afrontamiento socioemocional ante su nueva vida. Además, las sesiones de musicoterapia darán la posibilidad de abrir y compartir canales de comunicación verbal y no verbal con el terapeuta, brindarán una mayor libertad de expresión, el aumento de la capacidad de sobrevivir a situaciones conflictivas y a generar soluciones saludables a las mismas. En los encuentros musicoterapéuticos se trabaja desde la empatía y la aceptación incondicional sin enjuiciarla, desde la comprensión, como una guía y como apoyo emocional. Es un espacio planteado para que se sienta escuchada y para darle la oportunidad de que sea ella misma con sus opiniones y decisiones. En las sesiones de musicoterapia se transmite confianza y seguridad, se garantiza su confidencialidad para que en todo momento la mujer se sienta respetada dentro de un clima cálido y cercano.


La metodología a utilizar es activa y participativa para que sean protagonistas de su proceso terapéutico desde sus expectativas e intereses. La musicoterapia es una experiencia vivencial que les permite un crecimiento integral a todos los niveles. La música estimula su autoestima y hace que luego de varias sesiones, puedan decidir e intervenir en la programación de las actividades que más les gusta hacer y sobre todo reorganizar su nueva vida. A la conclusión que llegan muchas de ellas que han hecho musicoterapia es que no es fácil salir de esa situación pero que sin lugar a dudas se puede…. Este tratamiento ha sido una ayuda más que les ha servido para empoderarse, para darle valor a las experiencias vividas, a reestructurarse y a seguir adelante con esperanza.

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