sábado, 25 de octubre de 2014

INTERCULTURALIDAD Y DERECHOS CIUDADANOS:

La Biblioteca Popular Giner de los Ríos en el Espacio Popular



Por María del Carmen Herrera: Doctora en Cambio social por la Universidad de Salamanca. Máster en Comunicación y Nuevas  Tecnologías aplicadas a la educación. Escritora y académica  especializada en temáticas culturales y  sociales. Desarrolla actividades de docencia y gestión de proyectos en Educación Superior. Socia de DiversaMENTE ASC y DEL ARTE SOMOS.



La cultura es movilidad  pese a los lazos o anclas de la costumbre. Hace unas décadas la globalización modificó el mundo en que vivimos y lo transformó en un espacio multicultural debido a la enorme difusión mediática y a los innumerables desplazamientos humanos.
Dos enfoques asumen esta problemática dentro de las fronteras. Una, más ligada al colonialismo (Sartori, 2001), es la multicultural concebida como la convivencia de grupos variados respetando sus diferencias y cada uno en lo suyo; Estados Unidos es un ejemplo (Sleeter, 2004).  La otra, más posmoderna neo-antropológica, es el modelo intercultural, en el que las culturas diversas interactúan, se afectan y modifican mutuamente incluyendo espacios híbridos. En América Latina abundan ejemplos nacionales de culturas híbridas (García Canclini, 1995; Giménez, 2000). 
Entre estas dos perspectivas teóricas las políticas van y vienen,  hoy el problema reside en que la mayor parte de las situaciones de interculturalidad se configuran no sólo por la diferencia entre culturas desarrolladas separadamente sino por las maneras desiguales en que los grupos se apropian de elementos de varias sociedades, los combinan y los transforman.
En nuestros días, la identidad, aún en amplios sectores populares, es políglota, multiétnica, migrante, hecha con elementos cruzados de varias culturas (García Canclini, 1995). La multiculturalidad no desaparece ni en las pragmáticas estrategias empresariales ya que se adecuan a los mercados locales de consumo, porque el mundo es un mercado diferenciado constituido por capas afines. Es decir, que el concepto de homogeneización tiene esta relatividad cultural como peso. Por ello, Renato Ortiz (1994) prefiere hablar de “nivelación cultural” para aprehender el proceso de convergencia de hábitos culturales, pero preservando las diferencias entre los niveles de vida. Las naciones y las etnias siguen existiendo, pero en muchos casos han dejado de ser para las mayorías las principales productoras de cohesión social.
La reflexión sobre la identidad y la ciudadanía se ha ido situando en un sinfín de transformaciones producto de  la revolución tecnológica en relación con varios soportes culturales y podemos decir que la identidad es una construcción, es política, es actuación y es acción (García Canclini, 1995).
La Biblioteca Popular Giner de los Ríos, en el barrio de San José en Salamanca es un ejemplo de acción ciudadana en busca del acceso igualitario a la cultura, a la lectura en particular para que las diferencias no sean de precipitación y exclusión sino de participación para garantizar el acceso y frenar esos desniveles que las culturas de origen traen como estigma.
Surge hace más de un año en un marco ciudadano y popular cuando el cierre de las bibliotecas de Caja Duero en zonas barriales del extrarradio de la ciudad de Salamanca, fundamentado en la crisis económica, despojaba a grupos ciudadanos diversos de los espacios y fondos de lectura de sus salas. Ello generó un reclamo vecinal de los servicios de acceso a la cultura que implican los libros, esos objetos que la modernidad difundió como joyas de inclusión en el conocimiento, las películas y la tecnología que  ampliaron el mundo y lo pusieron más cercano.
El planteo del movimiento vecinal y sus reivindicaciones produjo la donación institucional de los fondos bibliográficos de la Caja y encaró al Ayuntamiento que se negaba a asumir económicamente la manutención de una biblioteca en una zona urbano-marginal pese a su obligación de garantizar una biblioteca accesible por determinada cantidad de habitantes (Art. 18 y 19, Ley 9/1989, BOE, 1990:2110).

La persistencia y consistencia del movimiento vecinal integró a otros colectivos sociales en la lucha y obtuvo la cesión por parte del Ayuntamiento de un sector del local  sin uso  de la escuela de adultos en San José. Así surgió la Biblioteca Popular Giner de los Ríos en defensa de la cultura en términos ciudadanos, ocupando la responsabilidad política del Estado;  allí se ubicaron los fondos bibliográficos y se inició otra etapa. Grupos de voluntarios se organizaron e integraron comisiones de catalogación, comunicación y actividades, funcionando con un sistema de asamblea de integrantes para avalar decisiones compartidas.
La experiencia fue dando los tonos, dicen los protagonistas,  y así se piensa que los fondos deben renovarse, que falta más fondo infantil, que deben reponerse novedades, etc.  Con el tiempo, la biblioteca funciona y propone actividades al barrio San José y zonas aledañas (El Tormes, La Vega), junto a asociaciones socioculturales, artistas, escritores, bibliotecarios y ciudadanos de a pie hace propuestas para los adultos mayores, jóvenes y niños. La biblioteca funciona con voluntariado, no tiene empleados asalariados para cubrir las funciones, los ciudadanos de buena voluntad realizan tareas de catalogación, servicios de atención al público en defensa del derecho de acceso a la cultura, derecho humano defendido por los habitantes de los barrios de esta ciudad. Numerosas actividades desde cuentacuentos infantiles, clubes de lectura, recitales poéticos, magia, talleres infantiles, educación emocional, ferias, etc., van dando vida a este espacio.
El barrio San José presenta una variedad multicultural, multiétnica y social. Mayoría de españoles, una cuarta parte de etnia gitana, mientras marroquíes y latinoamericanos completan la estadística. Existe una convivencia básica en los grupos sociales diversos, desde sectores profesionales clase media, comerciantes autónomos y sectores de pobreza más dura.
Los usuarios de la biblioteca son en su mayoría niños, también adolescentes convertidos ya en lectores orientados, adultos jóvenes, mujeres  y señores mayores. Los niños y niñas marroquíes suelen ser asiduos concurrentes, los latinoamericanos asisten poco y, sin lugar dudas, la biblioteca es un lugar de apoyo demandado por las instituciones escolares de la zona.
Numerosos son los protagonistas, los ciudadanos que han logrado que el espacio ¡exista y funcione!, que se hayan implicado agentes tan diversos y que trabajen en grupos de consenso construido desde abajo y entre iguales para mantener el derecho universal de acceso a la lectura, que gente de fuera del barrio se haya implicado en el proyecto (donando libros, proponiendo actividades, utilizando el espacio, vendiendo tartas para buscar fondos). Proyecto ciudadano, iniciativa social sin ningún tipo de subvención, ni personal rentado en condiciones y derechos, sobreviviendo por la fuerza de la convivencia e  integración cultural para que nadie se quede fuera.
Hay una tensión propia de las democracias actuales: por un lado, se trata de apoyar y promover la diferenciación, entendida como diversidad cultural, pluralismo en valores y mayor autonomía de los sujetos; por otro lado, se busca recobrar o redinamizar la igualdad, entendida sobre todo como inclusión de los excluidos, sin que ello conlleve a la homogeneidad cultural, a mayor concentración de poder político o a la uniformidad en los gustos y estilos de vida (Hopenhayn, 2002).
La integración sin subordinación pasaría por el doble eje de los derechos sociales y los culturales, en  que una mejor distribución de los activos materiales va de la mano con un acceso más igualitario a los activos simbólicos (información, comunicación y conocimiento). Todo esto con una presencia más equitativa de los múltiples protagonistas socioculturales en la deliberación pública, y con un pluralismo cultural encarnado en normas institucionales (Hopenhayn, 2002). La Biblioteca Popular Giner de los Ríos es producto de la garantía ciudadana ejercida más allá del cumplimiento del deber por parte del Estado.
La globalización hizo que el multiculturalismo se hiciera presente en la realidad;  las fuerzas vivas, los ciudadanos hacen de esa realidad la búsqueda de un espacio intercultural tanto bajo la forma del conflicto como de la promesa de mayor riqueza cultural.-

Bibliografía:
  • García Canclini, Néstor (1995): Consumidores y ciudadanos. México: Grijalbo.
  • García Canclini, Néstor (1995): Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Buenos Aires: Sudamericana.
  • Giménez, C. (2000): Modelos ante la diversidad cultural: del racismo a la interculturalidad. En Alcina, J. (coord.): Hacia una nueva ideología para el siglo XXI. Madrid: Akal.
  • Hopenhayn, Martín (2002): El reto de las identidades y de la multiculturalidad. Revista OEI, Nº 0, URL, http://www.oei.es/pensariberoamerica/ric00a01.htm#, consultada 23/09/2014.
  • Ley 9/1989 de 30 de noviembre, de Bibliotecas de Castilla y León.  BOE Nº20, 23 de enero de 1990.
  • Ortiz, Renato (1994): Mundializaçao e cultura. Sao Paulo: Brasiliense.
  • Sartori, G. (2001): La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo. Barcelona: Taurus.
  • Sleeter, Christine (2004): El contexto político de la educación multicultural en Estados Unidos. En Cuadernos Interculturales, Año 2, Nº3, septiembre. Chile: Universidad de Valparaíso. 

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