Un artículo de Anaida
M. González Silva
Anaida M. González Silva: Abogada,
Ambientalista, Docente Universitaria, Conferencista, Productora de Radio,
Terapeuta de Crecimiento Espiritual
Cuando los astronautas fueron a la luna
en el Apolo 11, en 1968, tomaron por primera vez imágenes de la tierra desde el
espacio y contaron cómo se ve desde fuera nuestro planeta tierra, casa, hogar
que acoge a millares y millares de seres en el misterio de una existencia común
e interconectada entre ellos y con el propio planeta, todos formando un macro
sistema de vida organizado de manera perfecta y que funciona cíclicamente de
acuerdo a sus parámetros, éste crece para a su vez unirse al sistema universal
y asimismo se hace cada vez más íntimo e interno hasta llegar a los micro
sistemas de vida, tal cual los hormigueros de mi niñez*.
Lo más llamativo, además por supuesto de
la belleza terrícola que se aprecia en
dichas imágenes, es que ellos contaban que desde el espacio no se observan
límites ni demarcaciones que puedan diferenciar países unos de los otros, sino
que de manera armónica se van enlazando por su geografía los distintos lugares,
de modo tal que realmente la palabra división no cabe, ya que es un todo, un
conjunto pleno donde cada característica se une a la otra de modo tal que no
pueden separarse.
Sin embargo, el hombre, única criatura de
las vivientes con la capacidad de impactar los sistemas, efectivamente hace
gala y uso de esto y para nuestra vergüenza, relatan los astronautas que las
únicas diferencias que se ven en los paisajes terrestres son las causadas por
la degradación ambiental… Bosques devastados, ríos desviados, mares
contaminados, todos haciendo una cicatriz en el rostro planetario causado por
los seres cuya inteligencia no les otorga la humildad, que sí tienen las otras
especies para adaptarse al sistema bajo el respeto de sus reglas.
Imponemos, cambiamos, transformamos de
forma negativa, impactando sin clemencia, incapaces de tener la visión de
conjunto necesaria que nos señala que al estar interconectados y dependientes,
el daño que hacemos en un determinado espacio repercute en todo y en todos,
poniendo finalmente la vida en peligro.
La preservación de la vida depende de la
capacidad humana de cambiar el paradigma de su visión en elementos y de
enfocarla de nuevo para poder ver el conjunto completo, sin perder la
posibilidad de ver las particularidades, pero abarcando la totalidad.
* La declaración de los astronautas y las
imágenes a las que hago referencia se pueden encontrar en "Cosas muy raras le están pasando a los astronautas al volver
a la tierra", Portal Macaruchy.net [consultado 24 de abril de 2014], disponible en http://macaruchi.net/web/?s=cosas+muy+raras+le+est%C3%A1n+pasando+a+los+astronautas
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