Un artículo de Beatriz Gómez Rodríguez
Beatríz Gómez Rodríguez es Licenciada en Biología, en la especialidad Ambiental y de Sistemas,
en la Universidad de Salamanca. Fue técnica del Plan de Medio Ambiente en Cruz
Roja Española, Salamanca. Además de ser formadora en el ámbito de la educación
no formal, es Docente, Monitora Sociocultural, Educadora Ambiental y Monitora
de Ocio y Tiempo Libre en la Asociación Sociocultural DiversaMente.
¿Qué importancia le das a estar tumbado/a bajo la hierba cogiendo los primeros rayos de sol de la primavera? ¿Cuánto vale para ti la tranquilidad que aporta escuchar el discurrir de un río o los pensamientos que revolotean en tu cabeza mientras ves un atardecer? ¿Puedes darle un precio o un valor? ¿Podemos darle un precio a la biodiversidad? La respuesta es afirmativa y negativa a la vez, pues junto con un valor económico, están el valor ético, científico, ecológico, estético, espiritual…; en definitiva, biodiversidad cultural.
De muchos es sabido que la
biodiversidad se refiere a la variedad de seres vivos, la diversidad genética y
los patrones naturales que se establecen entre el entorno y los diferentes
seres vivos, naturalmente incluyendo dentro de éstos al ser humano y su
influencia sobre el entorno.
Ésta es el resultado de cuatro mil
millones de años de evolución
natural, tal vez por ello ¿la biodiversidad tiene el derecho inherente de
continuar su existencia? Y quizás el ser humano como parte de ese proceso de
evolución ¿debería conservar y respetar la biodiversidad?
Una especie actual puede haber
comenzado su existencia de uno a cuatro millones de años, y el 99% de las
especies que alguna vez han existido en la Tierra se han extinguido. Hasta hace 600 millones
de años la biodiversidad estaba representada por microorganismos, y a lo largo
del tiempo ha experimentado crecimientos a diferentes velocidades, estando
marcada por eventos puntuales de extinciones; siendo así ¿podríamos considerar
la aparición del hombre como el inicio de un nuevo evento de extinción?
La evidencia nos muestra que la
biodiversidad está en peligro y que multitud son los factores que impactan y
amenazan a las especies, tales como la destrucción, deterioro y fragmentación
de hábitats; la sobreexplotación; la introducción de especies exóticas o la
contaminación.
Por ello, el motivo de este artículo es
lo que se conoce como BIODIVERSIDAD CULTURAL definida, según Eugenio Reyes Naranjo, como diversidad de saberes que
los seres humanos han desarrollado a través de la historia en su relación con
la biodiversidad; tales como creencias, mitos, leyendas, conocimientos
científicos, actitudes psicológicas o formas de uso y disfrute del entorno
natural.
Dichos saberes se agrupan en varios
aspectos:
- Según
el aspecto ecológico: el equilibrio de los diferentes ecosistemas generado
por la biodiversidad existente en estos, aporta los servicios o bienes
básicos necesarios para nuestra supervivencia; por ejemplo, la capacidad
de ciertos organismos para degradar toxinas o fijar y estabilizar compuestos peligrosos de
manera natural.
- Según
el aspecto económico: la biodiversidad es una alacena de recursos útiles
para la fabricación de alimentos, productos industriales, farmacéuticos o
cosméticos, o turismo y recreación; siendo este aspecto el que genera
numerosos conflictos relacionados con las reglas de división y apropiación
de recursos naturales, ahora que estos comienzan a ser escasos.
- Según
el aspecto ético: podemos decir que la mayor parte de las especies
aparecieron en la tierra antes que el ser humano, y éste es el único que
ha desarrollado el conocimiento y la capacidad para evaluar y analizar sus
actos y sus efectos colaterales; tal vez por ello ¿tenemos la
responsabilidad de conservar la biodiversidad?
- Según
el aspecto estético: los olores, texturas, colores y formas que identificamos
en nuestro entorno son consecuencia de la interacción de las diferentes
especies y del equilibrio dinámico natural que se establece entre éstas;
por tanto, la biodiversidad es belleza y sin ella ¿el discurrir del río
nos evocaría lo mismo?
- Según el
aspecto espiritual: las plantas, los animales y los fenómenos naturales determinan las
actuaciones o explican los acontecimientos de la vida, para muchas
civilizaciones y personas.
- Según el aspecto científico: podríamos
definir
la naturaleza como una biblioteca que nos ha proporcionado la solución a
nuestras inquietudes o la solución a nuevas enfermedades, pues ¿habríamos
sido capaces de hacer volar un avión sino hubiéramos observado el
mecanismo de vuelo de las aves?; por otro lado, hemos aprovechado la
variabilidad genética y “domesticado” por medio de la selección artificial
a varias especies creando una multitud de razas diferentes.
- Según
el aspecto cultural; la biodiversidad ha permitido la creación de
numerosos platos gastronómicos que identifican las diferentes regiones o
la creación de festividades locales o regionales; en definitiva,
tradiciones que conforman una herencia cultural de cada uno de los
rincones del planeta tierra.
La biodiversidad es la
que nos asegura nuestra calidad de vida, pues nos permite sobrevivir, sentir, reír,
llorar, ser responsables, y es la fuente de nuestras necesidades futuras; a
cambio nos pide utilizar nuestra racionalidad para evaluar no solo la
importancia económica actual y futura de la biodiversidad sino también saber
valorarla sin ponerle precio. “Cuando hayamos cortado el último árbol, contaminado el
último río y pescado el último pez, nos daremos cuenta de que el dinero no se
puede comer”.
Haz algo por ella, por ti y por todos/as
¿Si no eres tú quién?
¿Si no es hoy cuándo?
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